sábado, 17 de octubre de 2009

Primeras impresiones en Linköping

¡Bienvenidos por fin a mi recién conquistado cachito del ciberespacio blogueril! Está será mi bitácora personal, donde iré dejando plasmadas mis impresiones durante mi estancia de un año aquí en tierras suecas. En concreto, se trata de Linköping (a partir de ahora pronunciado "Linchopin"), ubicado en la comarca de Östergotland, al sur de Suecia.
Fue hace, si mal no recuerdo, 78 días cuando Linköping me recibió, un día 3 de Agosto moderadamente soleado, con las maletas cargadas y bajando del autobús que me dejaba en Ryd, el barrio donde iba a residir durante los 11 meses venideros. Recuerdo perfectamente ese día, era como un niño, feliz en su primer día de colegio, enfrentándose a lo desconocido con una sonrisa en la cara e imaginando cómo sería la vida a partir de ese momento. Todo eso mientras intentaba no perderme y encontrar el camino a mi nueva y humilde morada.


Puedo decir que ese quizá fue el único momento en el que me pude haber sentido un pelín desubicado y en soledad. No pasó mucho tiempo hasta que conocí a mi primer compañero de corridor, que además era sueco, Adam. Él fue quien me fue introduciendo en cómo es el apasionante mundo de la convivencia en un corridor (no tan apasionante si ya has vivido en un piso compartido, porque básicamente es lo mismo, pero bueno, en aquel momento para mí lo era...) y también el que me enseñó las magníficas instalaciones que disponemos en el barrio, como lavanderías, barbacoas, centro de reciclaje, centro de salud, centro comercial. En ese momento, recuerdo que pensé por primera vez no arrepentirme en absoluto de haber elegido Linköping como destino Erasmus. Barrio tranquilo, compañeros acogedores, vida en comunidad, ¿quién se puede quejar?



Después de bajar a la tierra de nuevo, recordé que aún me quedaba otro sitio por visitar antes de dar por completada mi llegada, y ese sitio era la Universidad de Linköping. No resultó muy difícil, sólo tuve que dejarme guiar por las señales, que indicaban que estaba a menos de un kilómetro. Ello me brindaba una oportunidad ideal para recrearme en el camino con el frondoso paisaje con el que Suecia me había recibido, lleno de árboles altísimos y mucho verde por todos lados y de todos los tamaños. Con tal cantidad de verde, no es raro que el camino lindara con un campo de golf, cosa que me sorprendió pero no me dejó atónito.

Y ahí estaba la Universidad, imponente, con un kilómetro de campus y un número considerablemente abundante de bicicletas que salpicaban la travesía.


Cuando llegué a la Oficina
Internacional, pude comprobar que no era ni mucho menos el único que aguardaba a registrar su llegada y recoger unas primeras pautas de ubicación y pasos a seguir. Me esperaba una cola larga, haciendo cálculos por lo bajo lo menos una hora, así que cogí ticket y me senté, no sin antes pasarme por una mesita que habían preparado con galletitas y limonada, todo un detallazo que decía mucho del trato que dispensan a los alumnos allí.

Después de tener una charla relajada con otra chica recién llegada alemana, nos hicieron pasar a un grupito de varias personas a una sala y allí un simpático chaval nos presentó la universidad y nos despejó las dudas de qué narices hacíamos allí y que era lo que se suponía que teníamos que hacer en los próximos días. Después nos repartió una "Guía de supervivencia" (literal) en la que nos daban consejos prácticos para no perdernos en los primeros días, tales como el banco apropiado para sacarse la cuenta bancaria, cómo configurar Internet, dónde comprar bicis por buen precio o qué líneas de bus debíamos de coger para llegar a diferentes sitios de la ciudad. Guau, pensé, aquí no dejan nada a la improvisación, así me gusta.


En el camino de vuelta a casa, me encontré con un grupito de españoles, por fin!, así que nos presentamos y formamos nuestro particular grupo de reconocimiento de la zona, en el que poder expresar nuestras primeras impresiones y primeras dudas acerca de todo lo que nos habíamos encontrado hasta el momento. Ya agotados de tantos nuevos descubrimientos, decidimos, para dar por acabado el día, pasarnos a hacer la primera compra de supervivencia en el super del barrio, Hemköp, del cual quizá me oiréis hablar alguna vez, que no tiene nada en común con el típico Día o Ahorramás, por lo menos en los precios, pero bueno, es un pequeño coste que uno está dispuesto a pagar por tenerlo a sólo dos minutos andando desde casa.

A la salida nos topamos de frente con un restaurante italiano, y pensamos, qué mejor sitio para tener una cena agradable y dar por finalizado nuestro primer día de nuestra particular experiencia Erasmus. Creo que en ese momento en que lo estás viviendo no te das cuenta, pero algo te dice que esas primeras impresiones son de esos recuerdos que, al igual que el primer día de clase, se quedan contigo durante toda tu vida y de alguna manera marcan un antes y un después, un punto y aparte, el inicio de una nueva etapa, que afrontas con entusiasmo y con la sonrisa de un niño en su primer día de cole.

2 comentarios:

  1. Si la vida es maravillosa, sentir como la vive y la percibe mí sobrino, para mí, entonces el mundo entero es Wonderful
    Soy una eterna fan tuya. Mí vikingo.
    Un beso grandote.
    Teresa.

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  2. Me encanta la primera foto con el Mac .... jeje

    1Saludo!! y disfruta todo lo que puedas!, que el tiempo vuela!!

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